Y fue
entonces, cuando volví de mi misma,
que conocí todas esas máscaras
desesperadas
buscando un rostro sin nombre.
Desde aquel momento
la
soledad nunca me había significado tanto.
No miré hacia atrás.
No miré hacia atrás.
Las luces de la calle aún lloraban su insomnio
y el silencio se burlaba de algún anónimo.
De pronto ese sonido blanco.
Todas las preguntas me esperaban ansiosas,
pero yo no era mas que otra invisible incógnita.
De pronto ese sonido blanco.
Todas las preguntas me esperaban ansiosas,
pero yo no era mas que otra invisible incógnita.
nuiT
1 comentario:
La soledad como compañera no deseada, hace mucho valor para no mirar atrás y tirar hacia delante.
Besotes.
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